La emoción es una parte esencial tanto en la vida como en los negocios. Por mucho que releguemos las emociones, lo cierto es que todos las integramos al realizar una compra.
Al elegir entre dos marcas o agregar un producto al carrito de compras, es inevitable que nuestro estado de ánimo no incida en lo que elegimos. De hecho, sin su guía, la toma de decisiones sería casi imposible.
Muchas empresas han aprendido a diseñar las experiencias de sus consumidores a través de sus emociones, ¡y han tenido gran éxito! Si quieres impulsar una estrategia de este tipo en tu empresa, este post es para ti.
Qué es el diseño emocional
El diseño emocional es un planteamiento que se enfoca en ofrecer estímulos anímicos que detonen efectos específicos en un consumidor. Mediante esta estrategia, se busca mejorar la experiencia del usuario, destacar respecto a la competencia, crear interacciones más significativas e incitar a la compra.
Para qué sirve el diseño emocional
Esta rama del diseño, no solo busca que las cosas sean bonitas, sino que, además, nos produzcan emociones variadas durante la compra. Estas generan efectos específicos en las personas, ya sea para crear conexiones más profundas con una marca o aversión hacia ciertas cosas.
Las emociones nos afectan antes de que nuestros procesos racionales y cognitivos comiencen a funcionar. Por eso, antes de comenzar a pensar, ya tenemos una imagen en la mente.
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